1ra Cátedra de Toxicología

El concepto de Universidad, etimológicamente remite a un universo simbólico con una identidad dada por la diferencia; un espacio de interacción multicultural. 

Desempeña un papel muy importante en la sociedad como conciencia crítica de la misma. Su autonomía y la libertad académica le permiten hacerlo. Esta es la universidad que conocemos hoy en día: compleja, plural;  a la que la sociedad recurrirá, como hasta ahora, con confianza y seguridad porque sabe que uno de sus pilares es servirla con independencia intelectual y honestidad.
La identidad universitaria, no resulta del simple hecho de ser miembros de la comunidad universitaria, sino de un proceso que implica conocer y compartir los valores, la historia, las tradiciones, las prácticas cotidianas y los compromisos sociales que conforman el ser y quehacer de la universidad.

La facultad se concibe como una comunidad académica cuya misión es el desarrollo integral del ser humano. No se puede restringir su acción exclusivamente a la formación intelectual o profesional. Su ideal debe integrar la totalidad de elementos propios de la actividad humana. Las grandes manifestaciones del hombre, y el espíritu que las enaltece.

Fortalecerla forma parte del compromiso educativo adquirido de consolidar una institución que responda con niveles de excelencia a la formación de profesionales y personas que sientan orgullo de la Facultad que les  abre las puertas al ámbito profesional.

Para abordar una propuesta de identidad institucional debemos reconocer los rasgos distintivos que la conforman, básicamente un sistema de valores y creencias que actúan como marcos de referencia que orientan el accionar de la comunidad educativa.  

En julio de 2008 el ministro de Educación, Juan Carlos Tedesco en un encuentro comentó “cuando hablamos de memoria y de identidad, estamos hablando de educación”. Reconstruir la historia lleva implícito fomentar el hábito de recordar, conocer el pasado sirve para entender mejor el presente y desarrollar un sentido de pertenencia, escapando a la homogeneización dictada por los paradigmas globalizadores.

Sir William Osler sostenía que “la medicina es una ciencia llena de incertidumbre y un arte lleno de posibilidades “, dichas posibilidades fueron gestadas por los hombres y mujeres que nos antecedieron, que fomentaron el conocimiento y que participaron activamente en el avance de nuestra especialidad. Algunos, quizá los más audaces, fueron pioneros, otros fieles continuadores, todos absolutamente necesarios. 

Así nació esta idea de la Galería de Profesores, para que los alumnos de esta Facultad y de esta Cátedra los conocieran, visualizaran y llegaran a comprenderlos bajo la mirada de quienes los describieron. 

Para nosotros es una obligación moral y un homenaje a nuestros maestros que contribuyeron al desarrollo de la Toxicología en nuestro país. Como decía el Dr. Bernardo Houssay: 

La ciencia no tiene patria, pero el hombre de ciencia la tiene.
 

prof_senoransProfesor Titular: 1892 - 1920

Para presentar los homenajes unánimes de respeto y afecto de los profesores de esta casa y de los cultores de la ciencia experimental, pudiera haberse elegido nombres más prestigiosos u hombres de actuación más larga y destacada; pero si a pesar de eso se me ha pedido que hablara en este acto, honor que mucho agradezco, es porque se sabía mi profunda admiración y aprecio por la obra trascendental del profesor Señorans, el primer argentino que iniciara y propulsara definitivamente entre nosotros la fisiología experimental.
La vida del hombre que hoy llega a un momento en que, fuerte aún de espíritu y de cuerpo, transmite a sus discípulos la sagrada antorcha luminosa del deber y de la ciencia, ha sido una constante y perpetua enseñanza.

En 1882, después de estudios sobresalientes, presentó una tesis sobre Vivicauterización del cerebelo, que llamó la atención por el número considerable de experimentos, su crítica certera reveladora de profundos conocimientos y claro juicio, y por su estilo brillante. Sostuvo que dichas lesiones no producían parálisis ni trastornos sensitivos pero que producían un trastorno sensorial en la locomoción. Es evidente que entrevió las ideas de Sherrington, según quien éste órgano es ganglio cabeza del sistema propioceptivo y los fundamentales estudios de Luciani sobre la atonía, astesia y astenia cerebelosas.
Marchó a Europa a perfeccionarse y allí estudió durante tres años con los más grandes experimentadores de la época como Schiff, Brown Séquard, Laborde, Schafer, Halliburton, etc.

Tan señalados maestros completaron su preparación, admirando las dotes del discípulo. Tengo en mi poder las guías de trabajos prácticos realizados por el doctor Señorans y puedo afirmar que hoy constituirían la base de un curso completísimo.
Vuelto a nuestras playas el 25 de mayo de 1886, poco tardó en dar muestras de su competencia. El 13 de septiembre del mismo año dio una conferencia experimental memorable en el local del Círculo Médico Argentino. Según El Nacional "alcanzó las proporciones de un gran suceso. La mesa de la conferencia ofrecía un espectáculo nunca visto en Buenos Aíres, pues ha sido la de anteanoche la primera sesión pública de medicina experimental". Por primera vez se vieron los efectos motores inhibitorios o viscerales, circulatorios, respiratorios, etc. producidos por excitación o corte del vago, del Cyon, del ciático, etc.

Desde entonces hubo un argentino que dictara clases de fisiología experimental.

Se esperaba que el doctor Señorans llegara a titular de la cátedra de Medicina legal y Toxicología, puesto que tenía indudable derecho, pero las oscuras razones de antigüedad o de política que aún se quieren hacer valer, pesaban mucho entonces y él no fue elegido. Sin embargo, en vista de sus méritos relevantes, la facultad, deseosa de aprovechar tan valioso elemento, lo designó profesor de fisiopatología experimental en 1892, traspasándolo a profesor de Toxicología en 1896.
En estos primeros años de su actividad, a más de sus trabajos docentes, hizo algunos estudios importantes, como ser sobre la Acción del míomío sobre el corazón de la rana (Anales Círculo Médico Argentino, año 1890, t. XIII, pág. 293), Demostración experimental de la doble conducción nerviosa (Anales Círculo Médico Argentino, año 1892, t. XV, pág. 5), en que es el primero que curarizó una rana en nuestro país.

Este trabajo tuvo el honor de ser presentado a la Société de Biologie de París, a la que hoy estamos afiliados.

Tuvo actuación destacada en el Círculo Médico Argentino, de cuyas comisiones formó parte en distintas ocasiones.

Se le encargó de los discursos oficiales en el Concurso Americano de 1883 y el Concurso Americano de 1887.

Nombrado director de la Asistencia Pública en 1893, le debe esta institución importantes progresos científicos con la eficaz ayuda de su secretario doctor H.G. Piñero.

Tocóle la tarea de modernizar y reorganizar los servicios de primeros auxilios (1986), tuvo que combatir un brote de cólera (1895), se interesó por difundir la sueroterapia antidiftérica (La Semana Médica, año 1894, pág. 95), estudió la tuberculosa (La Semana Médica, año 1895, pág. 297). Merece destacarse una iniciativa suya, que desgraciadamente no pudo realizarse: presentó al intendente la propuesta de reunir un Congreso Médico Nacional. Sabido es que éste no halló terreno propicio hasta 1916.
Se le deben algunos trabajos más, como ser sobre la acción tóxica y letal del calomel (Anales Departamento Nacional de Higiene, 1903, 241); en 1904 inventó un excelente y elegante extractor del jugo gástrico (La Semana Médica, 1904, 513) que alcanzó difusión mundial. Su reputación creciente de clínico especialista en afecciones de estómago le aseguró a su consultorio privado la clientela más extensa.

En la cátedra, pensó que urgía formar a numerosos hombres jóvenes avezados en los métodos experimentales. Por eso desde entonces, como sucediera con el gran Ludwig, su obra se transparenta en los trabajos de sus discípulos. Los problemas que ha tocado son innumerables, mencionaré el estudio de las ponzoñas animales y vegetales y su tratamiento sueroterápico, etc.

Ha sido una gran figura en nuestra escuela, querido y respetado por todos; cuando la última reforma universitaria, la mirada cariñosa de sus alumnos y de los profesores se dirigió a él y fue nombrado consejero.

Pero su espíritu independiente y sereno se avenía mal con la labor hirviente y compleja de los cuerpos colegiados y pronto renunció volviendo a su cátedra.

Señores:

El profesor Señorans ha sido el iniciador de la Fisiología experimental en nuestro país y me complazco en decir que todo lo más serio que se ha hecho después desciende espiritualmente del impulso inicial que él diera.
Como profesor fue un ejemplo, a la vez solemne y familiar, siempre bondadoso, constantemente sugiriendo y alentando.
Como hombre fue el prototipo del caballero a la antigua usanza.
No se forman en nuestros tiempos hombres que amalgamen tan bien la erudición profunda, la sencillez, la distinción de palabra, de modales y de acciones.
Los experimentadores del país lo consideramos nuestro verdadero maestro. Las generaciones presentes y venideras podrán tomar su vida como un ejemplo de rectitud y acrisoladas virtudes.

Discurso en la demostración ofrecida en el Laboratorio de Toxicología de la Facultad de Ciencias Médicas el 17 de noviembre de 1921, por el Prof. Dr. Bernardo A. Houssay. Semana Médica. 20, Nro. 46, 689 690; Revista del Círculo Médico Argentino y Centro de Estudiantes de Medicina. 21, Nro. 244, 1343 1345; Prensa Médica Argentina, 8, Nro. 17, 211, 1921 ; en Bernardo A. Houssay y Alfredo Buzzo, Juan B. Señorans iniciador de la medicina experimental, 77-81, Coni. 1937.
http://www.houssay.org.ar/hh/bio/senorans.htm

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Profesor Titular: 1921 - 1955

Médico Pediatra, Profesor Universitario. Nacido el 30 de Julio de 1886 en Buenos Aires. Sus padres fueron José Buzzo y María Cova, su esposa María Sara H. Massa, y sus hijos Martha Rosa Maria, Zulema y Alfredo.

Estudió en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, recibido en 1912. Tesis: “Corea de Sydenham”.
Profesor Interino de Anatomia y Fisiología Comparadas e Investigaciones Fármacodinámicas del curso de Doctorado en Bioquímica y Farmacia de la Facultad de Ciencias Médicas de la U.B.A. (1921)
Subjefe (1913-16)  y Jefe de (1917-1921) del Laboratorio de Toxicología de la Facultad de Ciencias Médicas de la U.B.A.

Profesor suplente de la materia Toxicología (1918-1922); Profesor titular (1921-1955); encargado de los cursos de dicha asignatura para los alumnos del Doctorado en Bioquímica Y Farmacia y para los Médicos Legistas (1924-1955).
Miembro interino del Consejo Directivo de la Facultad (1927); Miembro titular del mismo (1940-43); Miembro sustituto (1936-40 y 49-52). 
Médico del Hospital de Niños (1912-34).
Médico agregado al servicio de Niños del Hospital Pirovano y Jefe del Consultorio Externo (1915-19)
Jefe del dispensario de Lactantes de la Asistencia Pública (1919-46).
Jefe del Servicio de Pediatría y Puericultura de la Obra Social del Ministerio de Ejército. Departamento Médico (1946-51).
Asistió a varios congresos en el país y en el extranjero.
Vicepresidente de la Sociedad de Medicina Legal y Toxicología (1927); Presidente de la misma (1929-31)
Miembro fundador y primer Presidente de la Sociedad de Puericultura de Buenos Aires (1934-36) y de la Sociedad de Medicina  Ind. De la Asociación Médica Argentina (1940).
Es autor del método para  tratar las intoxicaciones por el ácido cianhídrico con Hiposulfito de sodio (1927).
Fallece en Septiembre de 1968

Obras: 

 

  • “Contribución al Estudio de la Espectroscopia relacionada con la Toxicología.” 
  • Primer Trabajo presentado para la adscripción a la Cátedra de Toxicología. Ed. “Las Ciencias” 1917 
  • “Estudio Toxicológico de la  Partonalgia” (1917)
  • “Tratamiento de la Intoxicación por cianuro de Potasio con el Hiposulfito sódico” Tomo II - Número 4 – Noviembre de 1927
  • Revista de Especialidades de la Asociación Médica Argentina
  • “Investigación de los alcaloides en las visceras de los cadáveres de los intoxicados” (1932).
  • “Modificaciones al Primitivo Tratamiento con Hiposulfito de sodio de la Intoxicación Cianhídrica” Alfredo Buzzo Prof Titular de Toxicología, Rogelio E. Carratalá Prof. Adjunto de Toxicología La Semana Médica nº 49, 1934

Currículum investigado por el Méd. Sergio Mendes Garrido.

Profesor Titular: 1957 - 1960prof_guerra

Nació en Buenos Aires el 19 de Julio de 1895, graduándose de médico en el año 1923.
En el año 1921 había comenzado a desempeñarse en la docencia del Laboratorio del Hospital de Clinicas.
Recibió el título de Doctor en Medicina en 1930 presentando la Tesis “Intoxicación de Oxido de Carbono”.
En el año 1935 ingresa como Ayudante de la Cátedra de Toxicología por entonces a cargo del Prof. Dr. Alfredo Buzzo.
En el año 1940 es designado Profesor Adjunto de la Cátedra y en 1946 es designado como Profesor Extraordinario de la misma Cátedra.

En los años 1955-1956 se desempeña como Profesor Titular Interino de la Cátedra siendo designado el 4 de Julio de 1957 como Profesor Titular de la Cátedra de Toxicología.

Ese mismo año propone la creación del primer Instituto ó Servicio de Urgencia para el Tratamiento de las Intoxicaciones con una dotación de 20 camas, lo que no se llega a concretar.

El 26 de Abril de 1960 solicita la renuncia a la Titularidad de la Cátedra por “…no poder Brindar sus mejores esfuerzos, debido  a la enfermedad que lo aqueja.”
Le es Aceptada la renuncia el 1° de Diciembre de 1960.

*Los datos fueron obtenidos del legajo personal archivado en la Facultad de Medicina.

Profesor Titular: 1965 - 1980prof_calabrese

En memoria

El pasado 27 de octubre (1998), falleció el profesor emérito, doctor Alberto Italo Calabrese, quien en vida fue el
director del Fondo de Ayuda Toxicológica y del Centro Médico Profesor Calabrese; tenía 86 jó­venes años de vida.

Auténtico, simpático, simple, buen amigo, compañero y conductor, dedicó su vida a la medicina, la investi­gación
científica y la docencia.

 

Su currículum fue y es (cuesta hablar en pasado), realmente impresionante:

Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires, titular de la Cátedra de Toxicología durante mu­cho tiempo, siendo un hito en esta especiali­dad en la Argentina. También dedicó su tiempo a la investigación, fue profesor en la Facultad de Medicina de la UBA durante 42 años y primer titular de la Cátedra de Toxicología de la Universidad del Salvador. Además fue titular de la Cátedra de Medicina Legal y médico forense de la Justicia Nacional durante 20 años; en los inicios de su carrera, fue médico dispensa­rio. Entre sus reconocimientos internacionales, figura el de ser profesor especial del Instituto de Toxicología de España, médico forense correspon­sal de España y lució condecoraciones de los gobiernos colombiano, chileno, venezolano y de distintas instituciones internacionales. Sus discípulos no sólo se encuentran en la Argentina, sino también dispersos por el resto del Mundo. Ha publicado numerosos trabajos y también han quedado muchos inéditos. También fue un apasionado deportista, en especial practicando golf y tenis, hasta pocos días antes de su deceso.

Su amor al prójimo y a la ciencia, lo llevaron a crear el Fondo de Ayuda Toxicológica, entidad sin fines de lucro con 32 años de trabajo dedicados a la atención de adictos a drogas y alcohol y a la investigación del ADN (Acido desoxirribonucleico), en la atención de enfermedades degenerativas, entre ellas el cáncer y el sida.

Cabe destacar que en las investigaciones con el ADN, el profesor Calabrese es pionero mundial ya que se comenzó a investigar el tema desde hace pocos años en los países de avanzada, mientras que él empezó a realizarlas hace más de 50, cuando al ADN no se lo conocía como tal. Con la aplicación de la terapia genética, consiguió más que notables resultados paliando graves enfermedades como el sida, el cáncer, artrosis y tantas otras. Mientras que muchos jóvenes pudieron volver de la droga, gracias a la atención recibida en el FAT.

Mucho se podría hablar del profesor Alberto Italo Calabrese, pero no alcanzarían las palabras para hacer justicia con él, como sucede con los científicos benefactores de la sociedad... será por eso que tan poco espacio se les brinda en los medios a la gran mayoría de los investigadores, muchos de ellos trabajadores casi anónimos, a pesar de atesorar méritos, títulos y distinciones bien ganadas.

Los hombres pasan, pero sus obras quedan. Tanto el Fondo de Ayuda Toxicológica como el Instituto Médico Profesor Calabrese, continuarán en la senda trazada por su creador, trabajando más y más, mejor y mejor. Este es el máximo homenaje que hombres de la talla del profesor Calabrese  pueden y quieren tener.

Nota del periodista Walter Ariel Doria. Cortesía del Lic. Alberto Calabrese.

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Profesor Titular: 1982 - 1985

    Cuando el Profesor Damin me solicitó que escribiera el Curriculum Vitae de Emilio Astolfi - haciendo especial referencia a su personalidad - para ser incorporado a la página web de la Primera Cátedra de Toxicología, experimenté una profunda emoción por el honor que ello significaba para mi dada la estrecha relación que mantuve con Emilio, querido Maestro y amigo.

    Astolfi ha sido un trabajador infatigable cuyos ideales y principios éticos y morales formaron parte indiscutible de
su conducta. Cursillista de la cristiandad, su vida fue ejemplo de humildad, bondad y generosidad.
Católico práctico defendió con fe firme lo justo y lo honesto.

    Por su espíritu jovial, su fino humor y sobre todo, por su multifacética personalidad, a pesar de su corta existencia, muchos y diversos fueron sus logros. Prueba de ello han sido - entre otros - sus exitosos 
"Consejos útiles para padres" que durante años escribiera en el diario La Prensa de Buenos Aires. Su veta periodística también tuvo expresión en el mismo periódico mediante sus criteriosos comentarios de los partidos de fútbol, deporte que, en su condición de "hincha de Ferro", lo apasionaba y practicaba en "picados" con amigos o sus hijos.

    Como escritor produjo dos piezas que fueron representadas en teatros independientes. Además escribió otras, más breves y de tono humorístico, que fueron interpretadas en las "Fiestas de los Patriarcas" del Pabellón de Practicantes del viejo Hospital de Clínicas del cual formara parte.

    También escribió diez libros de la materia, colaboró en varios textos de pediatría y participó en revistas médicas nacionales e internacionales publicando numerosos artículos científicos.

    Por otra parte tomó lecciones de canto y deleitó a familiares y amigos en amenas reuniones y, junto con exitosos cantantes, grabó algunos discos.

    Por sus éxitos profesionales y acciones solidarias fue elegido uno de los diez jóvenes sobresalientes en 1966.

    Amigo cabal, siempre extendió su mano fraterna a quien necesitaba ayuda. Gozaba compartir con colegas, amigos y discípulos cordiales encuentros en los que el diálogo era matizado con el canto, "milongas tangueras", partidas de truco, bromas y anécdotas. Además participaba y gestaba los tradicionales "Catafalcos del Pabellón del Clínicas" (festivas ceremonias de recepción de los nuevos practicantes).

    Quienes tuvimos el privilegio de contar con su amistad, supimos de su particular percepción para detectar nuestros gustos cuando, al regresar de sus frecuentes viajes, nos sorprendía con un presente - cuidadosamente elegido - que nos entregaba con la alegría de habernos halagado.

    Esposo fiel y padre ejemplar, siempre priorizó su familia compartiendo con su esposa la educación de sus seis hijos. Con cada uno de ellos estableció un vínculo personalizado mediante el cual los guiaba y aconsejaba sabiamente.

    El hogar del matrimonio Astolfi fue referente de armonía y ello se extiende hoy al de sus hijos que sienten viva la presencia de su padre y del amor que siempre les dispensó.

    En lo profesional el profesor Astolfi ha trascendido largamente su reconocida y brillante actuación en la toxicología para destacarse también como pediatra, forense, psiquiatra, médico del trabajo e investigador.

    Tratar de reseñar su prolífica labor excede el objetivo de esta síntesis curricular por lo cual me limitaré a mencionar solo aquellos que - a mi entender - han sido sus más significativos logros.

  • Académico de número de la Academia Nacional de Medicina; 
  • Médico Forense y Decano del Cuerpo Médico Forense de la Justicia Nacional;
  • Galardonado con diez premios otorgados por Universidades e Instituciones Científicas de 
    reconocido prestigio.
  • Presidió e integró numerosas Sociedades y Centros Científicos Nacionales e Internacionales.
  • Fue representante de nuestro país como experto en la Organización Mundial de la Salud; en el Codex Alimentario Internacional; en la Comisión de Residuos de Plaguicidas y Aditivos Alimentarios de la FAO 
    y en el International Programme of Chemical Security.
  • Designado Profesor Extranjero del Instituto de Medicina Legal y Toxicología de Madrid; de la Universidad de Santiago de Chile y de la Universidad de Cartagena.
  • Profesor Titular de Toxicología de la Universidad de Buenos Aires y de la del Salvador.
  • Creador de la Cátedra de posgrado de Ecotoxicología de la Universidad del Salvador de la cual fue 
    su titular.

    La carrera docente del profesor Astolfi en la Primera Cátedra de Toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, se inicia en mayo de 1959 al ser nombrado Ayudante 2° interino. De allí en más, tras obtener los cargos de Ayudante 1°; Jefe de Trabajos Prácticos; Docente Autorizado y Profesor Regular Adjunto, en julio de 1982, por fallo máximo del Jurado, es designado Profesor Titular Ordinario cargo que desempeñó hasta su prematuro fallecimiento el 15 de julio de 1985.

    Hijo de educadores, Emilio heredó de ellos su vocación por la enseñanza que ejerció con verdadera pasión. Por la elocuencia de sus palabras y lo didáctico de sus clases cautivaba al auditorio al que, sin retaceos y generosamente, transmitía sus profundos conocimientos. En su brillante trayectoria en la Cátedra, Astolfi encaró la enseñanza de la toxicología con un amplio criterio brindando al alumno no solo el conocimiento de los cuadros clínicos y su tratamiento sino, y muy especialmente, enfatizó sobre la prevención; la estrecha relación de la especialidad con la medicina legal; las intoxicaciones profesionales; los plaguicidas; la ecotoxicología; el riesgo tóxico en el embarazo y el impacto del abuso de drogas (legales e ilegales) en la juventud.

    En todo ello ha sido un verdadero visionario y propulsor de acciones comunitarias que lo llevaron a crear el Centro de Plaguicidas de la Facultad de Medicina (CEPLAFAM); el Centro Nacional de Información y Asistencia Toxicológica (CENIATOX) que diera lugar a la formación de Centros Regionales en numerosas ciudades del interior del país; el CEPRETOX (Centro de Prevención de las Toxicomanías); APPUE (Asociación de padres para la Prevención del Uso de Estupefacientes) y el Centro de Asistencia al Suicida.

    Por último - en lo personal - guardo un especial recuerdo y profundo agradecimiento al Insigne Maestro quien me brindara sus sabias enseñanzas y fraterna amistad; quien hiciera vibrar hasta lo más íntimo de mi ser al cantar con su emotiva voz el Ave María en la ceremonia religiosa de mi matrimonio y quien, junto a su esposa (nuestra querida Elsa) apadrinaran a mi hijo Christian.

Prof. Dr. Heraldo N. Donnewald
Diciembre de 2008

Profesoraprof_gimenez Titular: 1987 - 1995

Estela Raquel Giménez nació en el Barrio de Urquiza en la Capital Federal, hija de inmigrantes españoles, que le transmitieron su fuerza y determinación.

Siempre fue impulsada por sus padres para que continuara sus estudios y plasmara sus cualidades intelectuales en logros tangibles. Comienza los estudios de enfermería en la Cruz Roja de Villa Ballester a los 15 años, siendo estos primeros estudios los que la acercaron  a la temática de la salud. De ellos siempre recuerda al  Hospitalito de Villa Ballester a su actividad práctica y en  la escuela José Hernández  donde asiste a las clases teóricas durante tres años.

En ese hospitalito la adolescente que era, comenzó a acercarse al mundo de la medicina, al que todavía tardaría en llegar, pues se convirtió primero en maestra normal, título este que era muy preciado por su madre quien tenía gran admiración por los educadores.

El ciclo universitario lo cumple de manera muy rápida ya que sentía necesidad de avanzar y obtiene su título de médica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. De ese período obtiene  no solo los conocimientos necesarios para ejercer su profesión, sino también  que incorpora amistades que la acompañarán en sus actividades.

Una vez recibida comienza a desarrollar sus actividades profesionales  en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de la Ciudad de Buenos Aires integrándose a las primeras Residencias de Pediatría del país. Ahí comienza su formación pediátrica en la Sala IV y  I donde  contacta con el Dr. Carlos Giannantonio que tuvo un  gran ascendiente en su carrera.

Con él compartió la guardia de los martes plena de saberes y discusiones que desafiaban su calidad intelectual.

Es en el marco de este Hospital de Niños, efervescente de juventud, que comienza con la invalorable capacidad para ver los espacios y las necesidades que se suscitan en la atención pediátrica general  aplicó procedimientos inexplorados y concibió un servicio de intoxicaciones que también abarcó los problemas de los adolescentes y los adultos y brindó  información a los médicos, a través del teléfono para permitir la atención local del enfermo. Es el misterio de la Toxicología el que la va atrapando.

Junto con los Dres. Tomás Banza, Emilio Astolfi y Florencio Escardó (hijo) fundaron el Centro Nacional de Intoxicaciones asumiendo a un grupo  de becados, algunos de los cuales continuaron en el quehacer toxicológico.

Desde ese Centro, que fue creciendo, van tomando forma múltiples líneas de trabajo, investiga, y crean el Bioterio del hospital donde encuentra una gran colaboradora en la Dra. Mariana Izurieta.

Desarrolló nuevas estrategias para la detección de los cuadros tóxicos, así como también adecuó las dosis de quelantes a las necesidades pediátricas.

Realizó aportes significativos para la detección de epidemias preocupantes como la de los paños de alcohol, el mercurio de los pañales, la del dietilenglicol, el estudio del plomo en la provincia de Jujuy.

Hizo un reenfoque de la problemática de la intoxicación por plomo, junto con la Dra. Ana Singer, adoptan la técnica del dosaje de la Delta ala Dehidratasa y determinan nuevos niveles teniendo en cuenta el  delicado balance salud/enfermedad.

Impulsa el uso racional de los medicamentos a través de proponer modificaciones en los prospectos cuando se crea conveniente y también del Vademécum del Hospital
Escribe junto con los colaboradores el primer libro de Toxicología Clínica Infantil de la Argentina.

Realiza su tesis doctoral en Toxicología, donde obtiene las más altas calificaciones.
Además es médica legista, y sanitarista.

También es acreedora de múltiples premios nacionales e internacionales.

Dicta cursos en otros países como España, Pamplona, en la temática de Toxicología Ambiental de la Unión Europea, y en el Ministerio de Sanidad y Consumo de España. También esta actividad la desempeñó en otros países de Latinoamérica y América Central, así como en todas las provincias argentinas.

Es profesora titular por concurso de la Cátedra de Toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad de   Buenos Aires, y actualmente es Profesora Consulta Titular de la Universidad de Buenos Aires.

Se desempeño como consultora de la OPS y de otros organismos internacionales, actividad ésta que le permitió intervenir en el proyecto de la organización y creación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), incluido  el hecho fundacional del Sistema Nacional de Farmacovigilancia.
También en esta etapa coordina  el grupo de productos para la salud (SGT11) de MERCOSUR, donde logró significativos avances a través de normativas comunes.
La Dra. Giménez ejerció todos los aspectos de la Toxicología, integrándolos y teniendo una visión amplia que le permitían generar espacios importantes para el desarrollo de la especialidad.

Pero a  pesar de todas sus actividades, es bueno resaltar que logró conformar una familia, en la que siempre se apoyó, en su esposo que le permitió ejercer la maternidad que tanto quiso, le dejo una familia que se prolonga en el hijo  y sus nietos Santino y Dante, en su hermano y sus tres sobrinos.

A quienes nos ha permitido compartir su actividad profesional, siempre nos ha demostrado su  generosidad, compartiendo sus saberes, enseñándonos cosas de la vida  con su calidez y sencillez acostumbrada, con su fuerza e inteligencia y son estas cuestiones las que nos movilizan y nos comprometen a enfrentar nuevas desafíos, para seguir construyendo.

Curriculum investigado por la Méd. Elda Cargnel.

 

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Profesor Titular: 1987 - 2005

Estimados colegas:

La historia de la Unidad Toxicología que hoy presido, se confunde con la trayectoria personal de su fundador, la Dra. Norma Elena Vallejo, una combinación más que adecuada de notable talento, obstinación y visión.

Nacida en su querida Ciudad de San Miguel de Tucumán, se recibió de médica en 1961, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Su elección inicial la llevó a elegir la Pediatría como carrera de especialización y desde algún lugar de sus grandes afectos, nunca la abandonó. 

Pero en su primera casa, que fue el Htal. de Niños “Ricardo Gutiérrez“ la aguardaban grandes desafíos, a instancias del Dr. Carlos Gianantonio y junto con la Dra. Estela Giménez, crean la Unidad de Toxicología de esa institución, en el año 1962, la primera en su tipo en Sudamérica.

Luego de 22 años de trabajo ininterrumpido allí, que supo distinguir con múltiples trabajos científicos y premios, emprendió el reto de desarrollar la especialidad por primera vez, en un hospital general de agudos y en adultos.

Desde aquella fecha, el 10 de septiembre de 1984, hasta el 1º de diciembre del año 2005, muchos fueron los obstáculos, las satisfacciones y las recompensas. Había que insertar una especialidad poco conocida en la comunidad médica, en el desarrollo asistencial y en la atención de urgencia. Trabajo que sólo pudo llevarse a cabo, con el esfuerzo diario y una infinita perseverancia.

Colaboraron no pocos y desgraciados eventos como la intoxicación masiva con propóleos adulterados en el año 1992, donde se atendieron cerca de 10.000 consultas y donde muchos de nuestros colegas se acercaron solidariamente ante la inusual demanda asistencial. Le siguió la intoxicación con alcohol metílico, como adulterante del etílico en el vino  y más recientemente el luctuoso siniestro de la discoteca Cromañon.

Y ello, asociado al, en aquel momento, incipiente fenómeno de la drogadependencia que comienza a cobrar vigencia en su relación al contagio con el VIH y el desarrollo del SIDA, hasta su instalación definitiva como grave y creciente patología dual, que afecta a un sector más que numeroso, de todos los grupos etáreos de nuestra comunidad.  

Es desde esa época, que vislumbra la ineficacia e insuficiencia de un abordaje estrictamente orgánico de esta patología multicausal y diseña el equipo de trabajo interdisciplinario actual, con médicos toxicólogos, psiquiatras y psicólogos.   
 
Vinculada desde siempre a la docencia desde la Cátedra de Toxicología, de la Facultad de Medicina, de la Universidad de Buenos Aires, accedió al cargo de Profesora Titular, por concurso en el año 1987 y desde allí, frente a la  necesidad de formar y capacitar recursos humanos en la especialidad proyecta y concreta en el año 1991, con la Resolución 1159 del Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires la creación de la Carrera de Médicos Especialistas en Toxicología. Esta ha sido la primera en el país, así como en América Latina y tiene hasta hoy su sede académica en la Primera Cátedra de Toxicología asociada a este hospital.

Intentar entonces reseñar su trayectoria, sería en este caso reseñar una vida y creo que no me corresponde. Sí sabemos, de sus motivaciones, de sus ideas, innovadoras para su tiempo y de su profunda convicción en el desarrollo de nuestra especialidad.

Hoy su camino profesional fuera del ámbito institucional hospitalario, la ha llevado a presidir la Subsecretaría de Prevención y Asistencia de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico, indiscutible forma de galardonar, su carrera médica.

Al cumplirse en estos días, un año de su alejamiento de esta, su casa, es que queríamos, que nos acompañara y formara parte de esta nueva celebración del Día del Médico, para dar, sus discípulos de entonces, testimonio de su fecunda labor y renovar frente a Ud. nuestro compromiso de continuar y superar las metas que se había propuesto, dotar a nuestro servicio del nivel de excelencia académica y producción científica acorde a su desarrollo y maximizar la calidad de atención, deber insoslayable que nos cabe como profesionales de la salud.

Discurso del Prof. Dr. Carlos Damin en homenaje a la Prof. Dra. Norma Vallejo,
en el acto del Día del Médico en el Hospital “Juan A. Fernández”. 3 de diciembre de 2006.

prof_honnewald

Profesor Titular: 1987 - 1998

Algunos autores dicen que la vida en cierta manera se comporta como un espiral, nos desplazamos  en círculos, y muchas veces volvemos a lugares donde hemos estado antes, pero tal vez con otra perspectiva u otro punto de vista.

Este es uno de esos momentos en  mi vida.

Me pidieron, por las circunstancias que me tocan vivir que escribiera un currículum vitae de Heraldo Donnewald, mi padre, para la Primera Cátedra de Toxicología de la UBA.

Creo que mi primera aproximación a la UBA, tiene que ver con mi infancia, 6 o 7 años, donde recuerdo ir los fines de semana a acompañar a mi padre a dar de comer, a los cobayos y ratas que en ese momento participaban de algunos de sus tantos trabajos presentados.

Lejos estaba mi intención de estudiar medicina y mucho menos toxicología.

Me pidieron que hablara sobre los logros académicos de mi padre, los cargos y distinciones que ha logrado en su carrera, y en este punto quiero hacer una aclaración. Desde que tengo noción, convivo en casa con un profesor titular, director medico de la Morgue Judicial, y miembro de congresos e instituciones por varias partes del mundo.
Tal vez sea por ese motivo algo tan natural para mí e incluso en algunas oportunidades hayamos planteado puntos de vista diferentes sobre el verdadero valor de  las distinciones académicas.

Y siento que en esta oportunidad, en cierta manera se me permite hacer mi descarga.
 
Siempre destaqué de mi padre su condición de persona de bien, de hombre honrado, sencillo y con una condición de maestro excepcional que lo llevo a lograr lo que es en la medicina y en la vida.

Él siempre dice, que la docencia es su hobby más querido, y hoy con 74 años, la sigue ejerciendo con un compromiso y una dedicación que es digna de admirar.
Hace poco, en la Universidad Favaloro, lo llamaron los demás profesores para preguntarle como había hecho, ya que en una encuesta había sido elegido como el mejor docente de la carrera de medicina. Ese tipo de reconocimientos es habitual a lo largo de su trayectoria.

Una vez en el ingreso a la facultad de medicina, me preguntaron que era lo que me había inspirado a estudiar la carrera y recuerdo que contesté que había sido principalmente por el ejemplo de vida que nos había entregado mi padre a mis hermanos y a mí.

Hoy, la vida, en sus vueltas de ese enorme espiral, me encuentra sentado en la sala de profesores de la Primera Cátedra de Toxicología de la UBA como docente, siguiendo pasos que nunca había pensado que transitaría, bajo la mirada de fotos que no son ajenas a mi vida como las de Emilio Astolfi, mi padrino o de Alberto Calabrese, el padrino de mi hermana.

Independientemente de los títulos y distinciones, mi padre es un docente por elección, un verdadero maestro, que lo lleva en el alma.  
Uno a través de la carrera, ha tenido muchos docentes, algunos nos han marcado más que otros; mi padre es de los que se recuerdan a través de los años.

Hoy tengo la suerte de transitar mis inicios en la Toxicología de la mano de él y de muchos de sus alumnos y discípulos. Esto me llena de orgullo y a su vez de responsabilidad para  mantener su legado, con la certeza y convicción de contar con la experiencia de un verdadero maestro.

Christian Emiliano Donnewald
Buenos Aires, 4 de Noviembre de 2008,-

Profesor Titular: 2006 - 2007

El Dr. Osvaldo Héctor Curci nació enprof_curci Buenos Aires el 9 de febrero de 1947 y obtuvo su título de médico en la Universidad Nacional de La Plata, en 1973. 

Realizó numerosos cursos y carreras de posgrado, obteniendo títulos de especialista en Pediatría, en Toxicología, en Higiene, Medicina Preventiva y Social, en Medicina Laboral y en Medicina Legal y Deontología Médica.

El Hospital Nacional Profesor “Alejandro Posadas” lo recibió como pediatra en 1977. Desde 1978 acompañó
el crecimiento de su Servicio de Toxicología y lo vio transformarse en el Centro Nacional de Intoxicaciones del que se
hizo cargo en 1980. Más recientemente desempeñó el cargo interino de Director de este nosocomio.

Su carrera como docente también fue muy extensa, desde sus primeros pasos en 1975 como ayudante ad honorem en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires hasta culminar como Profesor Titular de la II Cátedra de Toxicología en esta misma casa de altos estudios, cargo al que accedió por concurso en el año 2006.

También debe mencionarse su actividad docente de posgrado, en su cargo de Profesor del Curso Superior de la Carrera de Especialistas en Medicina Legal  y de la Carrera de Médicos Especialistas en Toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, de la que era Director a la fecha de su fallecimiento, el 18 de septiembre de 2007. 

Su intensa actividad docente también se tradujo en el dictado de innumerables cursos sobre temas médicos en distintas especialidades relacionadas con su formación a lo largo y ancho de todo el país. 
Fue autor de varios libros de Toxicología de consulta obligada, tanto en el pregrado como para profesionales médicos, así como de numerosas publicaciones y presentaciones en congresos científicos en temas de toxicología, de medicina forense y laboral.

Debe mencionarse su extensa trayectoria como médico forense, revistando en el Cuerpo Médico Forense de la Justicia Nacional, desde 1988 continuando hasta su muerte.

A lo largo de su vida ocupó distintos cargos de gestión en instituciones del área médica, profesionales y académicas, entre las que se destaca su desempeño como presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Legal y Toxicología de la Asociación Médica Argentina y de la Asociación Toxicológica Argentina, de la que fue socio fundador y donde ocupó distintas posiciones en comisiones directivas y en los órganos sociales, asumiendo la presidencia en el periodo 2003-2005.

Independientemente de sus méritos profesionales, será recordado por cuantos lo conocimos como un hombre decidido y emprendedor, de carácter afable y dado a confiar en quienes lo secundaban, alentándolos a proponer iniciativas y llevarlas adelante.

Currículum investigado por la Prof. Susana García.